Loriberto y sus Tres Amigos



Por  SADY OGALDE (C)

Los  loros, como ustedes saben son todos de color verde pero algo sucedió, no se sabe bien qué fue, pero en los alrededores de los bosques de Temuco, nació una lorita totalmente blanca que crecía muy poquito, por supuesto que el resto de la bandada la discriminaba por esto, es decir todos sus parientes loros la despreciaban…pobre lorita blanca…se tuvo que ir a vivir solita a unos matorrales y volar siempre al final de todos toda triste y compungida sin poder alimentarse bien…pero menos mal que todo no podía ser tan negro para la pequeña lorita blanca…porque Loriberto, un guapo y gallardo loro se daba cuenta de la situación y por eso la quería mucho, por lo que quería ayudarla.
--- ¡Vamos, Loriblanca!---, pues así la llamaban por su color---iremos a la ciudad donde un pintor amigo bueno para los colores de la naturaleza.
Al día siguiente se fueron a la gran ciudad atravesando grandes campos y los grandes bosques del sur hasta que  en su travesía se toparon de frente con un ternerito totalmente de color amarrillo solo solito porque toda su parentela lo tenía separado por la rareza de su color.
---Miren que vergüenza…donde se ha visto un ternero amarillo…válgame Dios si todos nosotros somos blancos con manchas negras o negros con manchas blancas---refunfuñaban los más cercanos.
--- ¡Hola amigo!! ¿Cómo te llamas?---lo interrogó Loriberto
---Amarildo---le respondió el ternero con desconfianza.
--- ¿Pero qué te pasa que estás tan solo y tan triste por estos parajes?---le dijo Loriblanca
---Es que nadie me quiere cerca por mi color---les aclaró el ternerito amarillo, tan amarillo como un patito de pocos días.
---Ven con nosotros que vamos a la ciudad a ver a un gran pintor, tal vez el te puede ayudar.
---Bueno—les dijo Amarildo---si ustedes me ayudan para no perderme, miren que nunca he estado en la ciudad.
Y continuaron el viaje, contentos porque el amigo pintor los ayudaría.
Caminaron y caminaron hasta llegar a las márgenes del río Bio-Bio, donde descansaron, refrescando sus patitas y comieron pasto y semillas crujientes cuando de pronto se encontraron con una  garcilla negra tan sola como un búho en la negra noche, que los miraba. Estaba tan triste la pobre ave que de inmediato los tres caminantes le preguntaron que le pasaba.
---Pues nada amigos…solo que por mi color nadie me quiere, ustedes saben que nosotras las garcillas debemos ser blanca como las nubes de primavera.
---Y ¿Cómo te llamas?—le preguntó tímidamente Amarildo.
Pues me llaman Polvorita…como la pólvora es negra, pues….---suspiró la pobre garcilla.
---Vente con nosotros---le dijo entusiasmado Loriberto---que vamos a la ciudad a ver un gran pintor que puede darte otros colores.
---Bueno, ….si ustedes me guían.
Y así continuaron la travesía Loriberto, Loriblanca, Amarildo y Polvorita.
Al atardecer llegaron a Temuco,
---Esta es la gran ciudad---Exclamóo Loriberto que la conocía---Ella guardó la historia de luchas y reyertas del nacimiento de Chile.
Y pasaron la noche al abrigo de un fuerte abandonado.
Al otro día, desayunaron hojas, frutas y semillas silvestres y con el alba retomaron el camino para entrar a la ciudad.
---Loriberto que gusto me da verte de nuevo---les gritó el pintor cuando los divisó por el camino, porque él siempre salía por la madrugada a observar los colores de la naturaleza con los primeros rayos del sol para plasmarlos con sus pinceles.
---Amigo pintor---le dijo Loriberto revoloteando sobre su cabeza--- Vengo con estos amigos que necesitan de tus colores.
La madre naturaleza les jugó una broma….míralos tu mismo y di lo que piensas.
---Si los estoy viendo Loriberto, pero para mí son hermosísimos, se ven simpáticos con los colores que no son de ellos---
---Claro que son simpáticos….y son hermosos….pero son colores impropios para ellos….y por eso sus parientes los discriminan
---Si…yo sé de eso…los humanos también discriminan a los que son diferentes…---dijo el pintor bajando la cabeza con tristeza.
---Bueno vamos a ver….vamos a ver….---dijo el pintor observando a los animalitos discriminados, una y otra vez.
-----Mmm….si…..aja……aja….mmm----decía el pintor en mudo dialogo consigo mismo, moviendo sus ojillos cargados de todos los colores del mundo.
---Éste es un trabajo especial para mi pincel especial que hace cosas especiales en situaciones especiales---y se fue a un rincón de su casa donde abrió un añoso baúl hecho de madera nativa abundante por el Sur.
---Vamos amigos pónganse en posición de modelo, saquen pecho y quédense quietos---les dijo el pintor con un pincel muy pequeño de color indefinido.
En su paleta mezcló el arco iris de la mañana con agua de rocío y savia de sauces llorones, agregó una pizca de escarcha del Sur, un poco de escarlata de copihues que tenía guardado en un frasco, otro de cenizas de rescoldo del carbón de hualle, otro poco de polen de flor del inca y rosas, esencias de piñones y digueñes y los revolvió con viento norte que tenía guardado en una bolsa de cuero pues es muy escaso por esos parajes.
---Bien amigos, aquí vamos, con la esencia del Sur, lo más puro de estor lares---y procedió a untar su pincel en la mezcla para tocar con suavidad la cresta de Loriblanca quien mágicamente se volvió verde, el más bello color verde, superior al mar de Talcahuano en el verano, a las paltas de Quillota o a las aceitunas del valle de Azapa en el norte, sus plumas encandilaban con el brillo verdoso que despedían, luego tocó el lomo de Amarildo quien inmediatamente adquirió el color negro casi azulado, superior a la negra noche de la Antártica, a las minas de carbón en Lota o al petróleo de Magallanes.
---Espera un poco--- le dijo el pintor----te voy a pintar los cachos color oro---
Y… ¡suacate!....de una pincelada le dejo los cachos relucientes de oro como destellos de sol, mejor que los campos de trigo de Chillán, que la rubia azúcar de los Ángeles, que los dorados rincones del desierto de Atacama.
Y liego le tocó el turno a la pequeña garcilla que ya estaba cansada de tanto posar y sacar pecho.
Con gracia y delicadeza el pintor tocó sus plumas y…catapún….Quedó blanca, blanquísimas, más que la cordillera de Los Andes, más que las nubes del verano, más que las mismísimas barbas de San Pedro.
---Pero espera Polvorita, También te pintaré color oro tus largas patas--- y zas….sus largas extremidades parecían dos columnas de oro del templo de Montezuma mejor que los tesoros del Capitán Garfio.
Los tres animalitos discriminados no podían más de contentos y no cesaban de agradecer al amigo pintor.
---Cómo te pagaremos el hecho que nos quitaras el estigma de los colores equivocados y nos dejaras tan bellos ---le decían.
---Nada…nada amigos…acaso Dios  me cobra a mi por permitirme ver la naturaleza y mirar sus colores para encerrarlos en los pinceles y dejarlos en los lienzos. Con estos sentimientos de gratitud y alegría y de amor por la naturaleza los cuatro amigos deshicieron lo andado hasta regresar a sus parajes y si no me creen amiguitos, vayan con sus papás a los alrededores de Concepción, al Cerro Caracol o a la península de Tumbes o a los escarpados cerros de la Bahía de San Vicente o a las planicies de Hualqui o a los parques de Lota, o a los bosques de Santa Juana o a viñedos de Quillón y encontrarán loros, terneros y garcillas que destacan de entre todas por su hermosura, son los descendientes de los cuatro amigos que nunca más fueron discriminados, más bien fueron destacados por su belleza pero los más hermosos son los descendientes de Loriberto que tienen un corazón púrpura en su pecho siempre bondadoso dispuestos a ayudar a sus amigos.


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